1 jul 2014

Esta casa es una ruina

Esta casa es una ruina


Hay una teoría bastante de andar por casa según la cual cada 7-8 años todos los cachivaches que nos hacen la vida más fácil empiezan a fallar sin remedio. Cierto fundamento tiene, como demostraba aquel documental de hace un par de años "Obsolescencia Programada" (http://www.youtube.com/watch?v=24CM4g8V6w8).

Puedes intentar que el servicio técnico te los apañe, aunque como ya caducó la garantía te costará un ojo de la cara, y eso si estás dispuesto a asumir que tendrás que pasar una temporada sin microondas, lavaplatos, el acuario a oscuras... Pero todos sabemos que hay irrenunciables, si no queremos vivir casi como en la Edad de Piedra (vivir sin lavadora, sin nevera, sin intelné...eso no es vida).

Pero llega un día en que los vecinos deciden cambiar de casero, y cuando te das cuenta la Edad de Piedra te parece el paraíso. No es que dejen de arreglarte las pequeñas averías. Es que se llevan la nevera, la lavadora, la televisión...y acaban por cortarte la luz, el agua, y un buen día al llegar a casa te han cambiado la cerradura y te ves en la calle.

Y ahora que todos los vecinos estamos cabreados (los únicos contentos son los dueños de los edificios), buscamos como desesperados un nuevo casero que de verdad nos devuelva lo que hemos perdido. Aunque sea con sus leves taras, que ahora añoramos recordando tiempos mejores.

Metáforas aparte, uno es bastante ácrata y desearía un país en el que no hubiera "caseros" y fuéramos los vecinos, los ciudadanos, mayorías y minorías, quienes tuviéramos capacidad de decidir nuestro presente y nuestro futuro hasta para los detalles más nimios (aquello de "Un ciudadano, Un voto"). Medios hay para que sea una realidad inmediata, basta con investigar un poquito: http://demo4punto0.net/es/home

 Y ya puestos, se me ocurre que para elaborar un programa electoral creíble y deseable bastaría con hacer un leve ejercicio de memoria y comprometerse a deshacer todas las barbaridades y robos que hemos sufrido estos últimos años.

Sobre todo estos últimos 7-8 años. Qué curioso, qué triste, qué cabreo. Al final va a ser que el Estado de Bienestar también sufre de Obsolescencia Programada, como la lavadora. Y, desde luego, ya no tenemos garantías.

Salud y República.

El paradigma de los guisantes

EL Paradigma de los guisantes


A casi todos nos gusta la paella, ¿Verdad?. Pero lo de los guisantes ya es harina de otro costal. Aunque generaciones de comedores de paella no han tenido inconveniente en disfrutar de ella mientras los dejaban (dejan) bien agrupaditos en un rincón del plato. Pero siguen disfrutando de las bondades de la paella.

Y en la paella política que se está cocinando desde las últimas elecciones europeas (aunque los ingredientes se han ido almacenando en los últimos años) parece que a todos los que llegamos con hambre de Democracia, de Derechos perdidos o conquistables, los grandes Chefs que hasta ahora lo han guisado (y se lo han comido) todo no hacen otra cosa que señalarnos los guisantes.

El guisante tremendo, de un verde casi fluorescente y con coleta, en que han convertido a Pablo Iglesias (el de ahora, no el fundador del PSOE...¡Ay si levantara la cabeza!). El Guisante contestatario de Ada Colau, la PAH y ahora Guanyem, el guisante camuflado que sigue apareciendo al remover la paella que es el 15M, el 25S, la esperanza de revivir la República...

De la paella lo rico, rico es el arroz. Que recoge y matiza todos los aromas. Que hasta es capaz de disimular que alguno de los moluscos está algo PPasado, o que lo que parecía una gamba es un pimiento desteñido (que me disculpen los votantes del PSOE por el escaso gracejo de la metáfora).

El cuento no da para más. El caso es que nos gusta la Democracia, y si fuera cierto (uno sospecha que no, ante la avalancha y la insistencia demasiado vehemente en la descalificación) que el "líder" de Podemos tiene o ha tenido sombras en su pasado, eso no desmerece la calidad de la propuesta. Sigue siendo infinitamente mejor y más esperanzadora que el resto. Al menos da voz a quienes hasta ahora hemos vivido con la sensación constante de ser un ruido de fondo para los conductores del bulldozer que está acabando con todo un estilo de vida.

Por mi parte, Bolivarianos, Castristas, Socialistas (de verdad) y hasta Asamblearios, he de reconocer que me encantan los guisantes. Por supuesto respeto a quien los deteste, pero recordad: Dejadlos a un lado y comeos el arroz.

 A palas, que es un alimento cojonudo. Y para todos.

Salud y República.