12 mar 2012

El día después

El 11M de 2012 ha sido, quizá de forma más visible que otros años (en parte por la que está cayendo), el día de Recordar, el día de Arropar, el día de Llorar, el día de Reclamar, el día de no sentirse sólo en el dolor, la indignación o la reivindicación de lo justo y lo perdido.

Pero el día después está siendo el de la vuelta a la normalidad sórdida, insolidaria, temerosa y ruin.

Porque es día de recuentos. 

De manifestantes, perroflautas o yayoflautas. Que ya hay más de 11 millones de españoles (esos que entran en los índices de pobreza) que para el gobierno sólo tienen hueco en los bolsillos para un flautín de plástico amarillo. Que gritan y se indignan porque no entienden que todo se hace por el bien común (cada vez menos común, porque la mayoría es de desfavorecidos).

De sindicatos y partidos que sujetan pancartas (aunque antes las vieron desde el otro lado), que sólo miran por ellos y sus privilegios. No como nuestros sufridos banqueros, que llevan 4 años teniendo que ir a mendigar unos cientos de miles de millones de euros a Bruselas. ¡Qué humillación!¡Con lo que han sido!.

Es día de recuento de asistentes al acto de la AVT (en el Bosque del Recuerdo, con suelta de globos y autoridades civiles), exigiendo justicia y juicios nuevos. Exigiendo que se reconozca la exactitud y la dignidad de sus demandas (que son dignas, no faltaba más, para eso han perdido más que muchos y de modo infame), y sabiendo que con este gobierno tienen una oportunidad. De más subvenciones, más representación, y más poder político.

Es día de recuento de asistentes al acto de las Víctimas del 11M, más modesto, más "de izquierdas", más del pueblo (que no Popular),más emotivo si se quiere. Más para y por el recuerdo. Y si esta apreciación parece injusta o parcial (algo que es posible) es entre otras cosas porque en un acto había mucho cabreo y mucho nivel, y en el otro muchas lágrimas y mucho respeto. Como corresponde a un día de luto. Y si no gusta lo lamento, pero mira, es mi blog y me lo tiro cuando quiero. Yo no comparo víctimas, comparo actitudes.

Es día de avergonzarse. Porque hay muertos que pesan más que otros si de compensaciones se trata. Porque hay muertos que dan votos y dineros. Porque parece que para algunos las penas con pan son menos. Total, el hijo, el padre, el hermano, no van a volver. Pero los cuartos en el bolsillo y la foto con Espe algo deben consolar.

Pero qué se puede esperar del país que pasa las tardes frente al televisor viendo y oyendo las miserias ajenas como si de un circo del despropósito se tratara. Cuántas bocas tapa la Esteban. Más que los antidisturbios a porrazos, creo yo.

El día después es el de sentarse a esperar el próximo recorte, la próxima pérdida de derechos y dignidad. Y de esconder la cabeza, como un cíber-avestruz, tras la pantalla del PC en la oficina. No vaya a ser que nos tomen por rebeldes y acabemos como el pobre desgraciado al que echaron ayer, o la semana pasada, o mañana. Aunque mañana puedes ser tú, y la sumisión te habrá costado cara y a tu jefe echarte, gratis.

Hoy no hay curiosidad científica. Hoy hay algo a medio camino entre la gastronomía y la ternura. Este fin de semana se celebró en Silleda (Pontevedra) la Feria de Razas Autóctonas de Galicia. Mucha vaca lechera (Frisonas), mucho Porco celta, mucha Galiña de Mos (preciosas, impresionantes). Y algunas Cabras Galegas. Que esperamos tener más pronto que tarde rondando por casa. Son para comérselas (en todos los sentidos, me temo). ¿O no?

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