4 ago 2014

Vuelta al cole


La vuelta al cole 
(o de cómo liberarse del paradigma Homer Simpson)


¡Señoras y Señores, Niños y Niñas! No, no os voy a dar la bienvenida al Mejor Espectáculo del Mundo, hoy traigo malas noticias. Toca estudiar, leer, informarse, conversar, mover el culo, aunque sea digital.

Porque aunque llevemos años admirando en secreto al tipo amarillo que come rosquillas y sus eslóganes (que nos retratan  en demasiadas ocasiones) sino es esta la hora de ponerse las pilas, se nos va a pasar el arroz (me encanta colar dos topicazos en una sola frase).

Porque ¿Qué excusa tiene un adulto, mínimamente informado, para creer en el Ratoncito Pérez? ¿O en una de mis frases favoritas de Homer: "Si lo dicen en la televisión...¡Debe ser verdad!"?

Cuando era un crío recuerdo haber leído, con escaso entendimiento, un librito que rondaba por casa de mis padres: Diario del Ché en Bolivia. Con El Capital de Marx no pude en aquella época, pero algo de aquello debió calar, porque cuando años más tarde conocí a un músico cubano, que llevaba en la mochila un mundo de experiencias y vivencias del Socialismo Castrista, se me vino encima un ansia de Revolución y Justicia Social que aún me duran. 

Más tarde he devorado e incorporado a mi acervo las utopías posibles de Bakunin, Kropotkin, Reclús, emma Goldman, Malatesta...cuánta fe en el ser humano tiene el anarquismo, y qué tentador es.

Pero es tristemente cierto que todo se me quedó en ideología, en filosofía interior, en argumentario para sobremesas, en palabra muerta en fin.

Aún así, me quedan certezas. 

Recuerdo que hace al menos 15 años discutía, (enfilando ya uno de aquellos añorados pedetes lúcidos recorriendo bares por Malasaña), sobre el ejemplo de Cuba comparado con nuestra modélica Democracia. Y en aquella ocasión no obtuve contestación a una de mis preguntas-argumento: "¿Merece la pena toda esta "Libertad" mientras haya quienes duermen debajo de cartones y tienen que mendigar para comer?". Sigo creyendo que, ni gozamos de tal libertad entonces (cuánto menos ahora), ni merecemos el privilegio de nuestras comodidades si se construyen sobre la desgracia y las carencias ajenas.

Y entonces, como ahora, soy muy consciente de mis limitaciones morales y mi desidia en cambiar prioridades. A día de hoy, además tengo una hija, y todo mi tiempo y mi esfuerzo me parecen vacíos si le robo un minuto de atención. Pero entonces, como ahora, no me quejaría y desde luego apoyaría cualquier iniciativa que de verdad redistribuyera los recursos y nos diera un país realmente igualitario. Aunque por no poder distribuir riqueza hubiéramos de compartir la miseria (y ese no es el caso de Cuba, por cerrar el argumento anterior).

Ocurre sin embargo que, a base de Telecinco, Antena 3, TVE (la de ahora), y demás, no hacemos sino perpetuar el mito y el paradigma. El mito de que volveran aquellos felices 90 (para quienes lo fueron) si votamos de modo útil, crédulo y acertado. Y el paradigma de Homer Simpson ("Normalmente no rezo, pero si estás ahí arriba, por favor...¡Sálvame Supermán!" sustitúyase Supermán por PP, PSOE, CiU, PSV, IU, Felipe V palito...apoltronados en general).

Y para acabar con esta diarrea dialéctica. Sigo sin perder la esperanza, quiero creer en las alternativas viables (lo de la viabilidad empezó a parecerme condición sine qua non a partir de los 40, confieso). Y a riesgo de ser pesado, creo que movimientos como Democracia 4.0 y (bajando al planeta Tierra) Podemos, pueden tener la llave a un tiempo nuevo.

Cuando sea sólo un poquito más viejo podré contarle a mi hija que el 15M yo estuve allí. También le diré que en mi opinión fue un hito histórico que quedo en almacén ideológico, en palanca de movimientos concretos, pero que quizá debió y pudo ser más.

Y en cuanto a Podemos, aunque sigo teniendo el proyecto en cuarentena (me aterra ese puntito personalista con que ha arrancado, y no sé aún cuántas concesiones va a hacer en pro de la gobernabilidad), de momento me he "afiliado", adherido o cómo se le quiera llamar. Por mi que no quede, aunque debo admitir que me acojona un poquito la tremenda preparación de muchos de ellos (vamos, que me toca seguir leyendo, estudiando, conversando...y la verdad aunque sólo sea por eso, uno agradece que le den un azote a la neurona).

Para concluir, una reflexión acojonada y dos recomendaciones.

La reflexión: Ahora que el ébola trepa por Africa y ha llegado a Marruecos. Ahora que nuestra Sanidad Pública está en el chasis. Ahora que se está muriendo gente por falta de personal y recursos médicos y aquí no pasa nada...¿Si llegara a haber una epidemia en España y muriéramos a cientos...nos conformaríamos por que es un sistema algo bestia de bajar el paro?¿O habría que cambiar de estrategia (de una puta vez) y salir a "Tomar el Palacio de Invierno"?. 

Las recomendaciones (esto se puede comprar, pero tod@s sabemos que igualmente puede bajarse en cómodos PDF por la intelné): 

  • Las venas abiertas de América Latina, de Eduardo Galeano. Para entender por qué después de 500 años estamos así, a ambos lados del atlántico.
  • El Libro Azul, de Hugo Rafael Chávez Frías. Para entender mejor lo que nunca nos van a contar sobre la Revolución Bolivariana, y quizá para admitir que más que culebrones y azúcar lo que deberíamos importar de América del Sur son ideas y cojones (pido disculpas por el ramalazo machistorro).

Salud y República. (Que por cierto, la que propone Julio Anguita creo que merece al menos un pensamiento)

No hay comentarios:

Publicar un comentario